Tradiciones
Por Daniel Tirso Fiorotto
Archivo LA NACION
PARANA.- Morocho, vigoroso, de expresión apacible, Blas Wilfredo Omar Jaime es el único heredero de la raza chaná que dice guardar como un tesoro el idioma de sus ancestros.
Este jubilado de Vialidad recuerda con orgullo a su tatarabuelo, Nicasio Santucho, que prefirió el aislamiento a la domesticación, y afirma que aprendió el idioma de su madre, Ederlinda Miguelina Yelón Moreyra. Su bisabuela Estefanía lo alentaba: "Tu eres un yañá, nunca de dejes tropeiar de nadie", como un mandato de la raza que fue puesta en jaque por el blanco y el charrúa. El último censo reveló que no son pocos los entrerrianos que se saben con sangre chaná, pero el caso de Jaime sorprende porque hasta ahora el idioma de los chanás es todo un misterio.
Aporte de Mirta Ackermann
Sec.Formación AGMER María Grande
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