El concurso público de ingreso que permitió titularizar más de 600 cargos “implica estabilidad en el trabajo y constituye una alegría inmensa para quienes quedan efectivos en el trabajo”, confirmó a AIM la secretaria General de la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), Alejandra Gervasoni. Sin embargo afirmó que esa circunstancia “no alcanza, porque la escalada de violencia que se observa cada vez más, afecta fuertemente a la comunidad en general, y a la educativa en particular”.
Valoran la titularización de cargos docentes, pero advierten que la situación conflictiva social “afecta a la comunidad educativa”
En diálogo con esta Agencia, la sindicalista admitió que “los concursos públicos fueron cinco días intensos donde se vivieron momentos de felicidad, nerviosismo, llanto, y también de tristeza, protagonizados por los que dejan una escuela y van a otra, y por aquellos que no llegaron a titularizar”.
Lo cierto es que fue un proceso particular, transparente, “producto de estar en un listado, donde se inscriben los interesados con anticipación y luego controlan (cuando aparece ese listado de suplencias, pases, traslado ingreso) el puntaje y orden de mérito, que se construye en el hacer cotidiano laboral, con la realización de cursos, talleres, seminarios, profesorados. Es decir, una construcción constante”.
Es importante, pero no alcanza
Gervasoni celebró la titularización de cargos, pero advirtió que “aunque los trabajadores de la educación se ocupan por su estabilidad laboral, esa no es la única preocupación. Justo un día antes de culminar con estos concursos, vivimos con profunda preocupación lo que sucedió en Lomas del Mirador II, con uno de nuestros alumnos. La realidad es que no naturalizamos lo que sucede en los barrios de las zonas más vulnerables de Paraná, lo que constituye otra de nuestras preocupaciones. Hay pobreza, existe la desocupación, sufrimos la deserción producto de cuestiones sociales profundas que atravesamos len el país y la provincia y que algunos optan por invisibilizarlas para no atenderlas, para seguir sirviéndose de ellas”, fustigó.
Los alumnos realizan una sentadaTras la caída de mampostería, la comunidad de la Escuela “José María Paz” de Maciá reclama por las condiciones edilicias
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| Este lunes llegaron autoridades de Arquitectura y de la Departamental Tala. |
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Luego de la caída de parte de la mampostería de un aula, la comunidad de la Escuela Secundaria Nº 2 “José María Paz” de Maciá, reclama por las condiciones edilicias. “Por suerte no había alumnos en ese momento, porque si se le hubiese caído en la cabeza a alguien sería grave”, lamentó la vicedirectora, Silvina Albornoz. En diálogo con ANALISIS DIGITAL, explicó que el edificio viene con serios problemas desde hace un tiempo. Reconoció que las galerías estuvieron apuntaladas porque tenían peligro de derrumbe, y agregó: “El año pasado teníamos grietas en las paredes por las que se veía la panadería de enfrente”. Además, contó que este lunes, los alumnos del turno mañana “no quisieron entrar a clases y realizan una sentada”. “Ellos convocaron por las redes sociales el fin de semana y están siendo acompañados por profesores”, acotó. Por otro lado, sostuvo que “hoy llegaron autoridades de Arquitectura que minimizaron la cuestión, y desde la Departamental nos pidieron que los chicos vuelvan a clases”.El edificio del “José María Paz” sufre las consecuencias del paso del tiempo. Las reparaciones no son suficientes para la estructura que diariamente contiene a más de 300 alumnos, y poco a poco va cediendo. “Hace más de 50 años que funciona como establecimiento educativo, pero antes era una casa de familia”, recordó Silvina Albornoz.
Tras la caía de parte del techo en un aula, la vicedirectora indicó: “Fue el viernes, entre las 18.15 y las 19. Por suerte, en ese momento no había nadie en el aula porque si se le hubiese caído en la cabeza a alguien sería grave”.
Por el hecho, desde la escuela pidieron asistencia a Arquitectura y a la Departamental Tala. “Hoy vinieron autoridades y nos dijeron que es el establecimiento el que debe hacerse cargo. Desde la Departamental nos argumentaron que todos los meses tenemos un presupuesto para reparaciones menores que significa 500 pesos, pero eso no nos alcanza. La semana pasada tuvimos que arreglar la instalación eléctrica y gastamos más de 3.000 pesos. La escuela hace un esfuerzo con ayuda de alumnos, padres, docentes y la cooperadora, pero no es suficiente”, remarcó. Asimismo, sostuvo que “desde Arquitectura minimizaron la cuestión”, y subrayó: “Nos dijeron que no pasa nada”.
De larga data
No es la primera vez que los estudiantes de la escuela reclaman por las condiciones edilicias. El año pasado, el aula que se erige sobre el salón al que se le cayó la mampostería fue causante de protestas estudiantiles. “Por la rajadura que tenía se veía la panadería que está enfrente”, admitió Albornoz en declaraciones a este medio. Su relato coincidió con el de alumnos y padres. “Los chicos no querían entrar al aula hasta tanto no se arreglara la rotura”, apuntó una madre. “Además, las galerías estuvieron apuntaladas porque tenían peligro de derrumbe”, añadió. “En todos estos años se fueron haciendo remiendos, reparaciones menores, pero eso no alcanza”, insistió la vicedirectora.
Además, señaló que desde la Departamental Tala están requiriendo que los estudiantes no suspendan las actividades cotidianas. “Nos están pidiendo que los alumnos vuelvan a clases, así que llamamos al municipio para pedir ayuda”, marcó. De inmediato, asentó: “Ellos se comprometieron a mandarnos un albañil”.
Análisis Digital - 26/8
Tras la caía de parte del techo en un aula, la vicedirectora indicó: “Fue el viernes, entre las 18.15 y las 19. Por suerte, en ese momento no había nadie en el aula porque si se le hubiese caído en la cabeza a alguien sería grave”.
Por el hecho, desde la escuela pidieron asistencia a Arquitectura y a la Departamental Tala. “Hoy vinieron autoridades y nos dijeron que es el establecimiento el que debe hacerse cargo. Desde la Departamental nos argumentaron que todos los meses tenemos un presupuesto para reparaciones menores que significa 500 pesos, pero eso no nos alcanza. La semana pasada tuvimos que arreglar la instalación eléctrica y gastamos más de 3.000 pesos. La escuela hace un esfuerzo con ayuda de alumnos, padres, docentes y la cooperadora, pero no es suficiente”, remarcó. Asimismo, sostuvo que “desde Arquitectura minimizaron la cuestión”, y subrayó: “Nos dijeron que no pasa nada”.
De larga data
No es la primera vez que los estudiantes de la escuela reclaman por las condiciones edilicias. El año pasado, el aula que se erige sobre el salón al que se le cayó la mampostería fue causante de protestas estudiantiles. “Por la rajadura que tenía se veía la panadería que está enfrente”, admitió Albornoz en declaraciones a este medio. Su relato coincidió con el de alumnos y padres. “Los chicos no querían entrar al aula hasta tanto no se arreglara la rotura”, apuntó una madre. “Además, las galerías estuvieron apuntaladas porque tenían peligro de derrumbe”, añadió. “En todos estos años se fueron haciendo remiendos, reparaciones menores, pero eso no alcanza”, insistió la vicedirectora.
Además, señaló que desde la Departamental Tala están requiriendo que los estudiantes no suspendan las actividades cotidianas. “Nos están pidiendo que los alumnos vuelvan a clases, así que llamamos al municipio para pedir ayuda”, marcó. De inmediato, asentó: “Ellos se comprometieron a mandarnos un albañil”.
Análisis Digital - 26/8
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