Nunca como ahora, la democracia formal electoral se ha transformado en un espectáculo tan miserable como lamentable. No se puede llamar “elección” a la encerrona que generan las distintas opciones de “gobernabilidad” y de “gestión” de la crisis del capitalismo.
Ningún cambio profundo se va a lograr agachando la cabeza y entregando la dignidad, y sólo yendo a votar, y mucho menos sólo yendo a votar matices de lo mismo. Sólo la autoorganización popular plural, el fortalecimiento de la consciencia política y la lucha sin treguas logrará las transformaciones necesarias, tal como lo vienen demostrando, en Nuestra América, los obreros de la ex Sidor en Venezuela y los movimientos campesinos, indígenas y populares en Bolivia y en el Perú.
Sólo la unidad y la lucha evitarán que las elecciones sean una nueva trampa para el pueblo. Sólo la coordinación popular y el combate por un federalismo auténtico nos abrirán nuevos caminos y nuevas oportunidades en la lucha por la emancipación social...
QUE LAS URNAS NO DIVIDAN LO QUE LAS CALLES Y LA LUCHA VIENEN UNIENDO, Y QUE SÓLO EL PUEBLO, LUCHANDO, SALVARÁ AL PUEBLO.
Junio de 2009
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