jueves, 2 de enero de 2014

“La educación popular es un gran paraguas”

ENTREVISTA AL ANTROPOLOGO BRASILEÑO CARLOS RODRIGUES BRANDAO, EX COLABORADOR DE PAULO FREIRE

Rodrigues Brandao observa que, en su origen, la educación popular se inscribía en un proyecto revolucionario, mientras que hoy no existe “un horizonte unificado de megametas, sino una pluralidad de mediametas: la emancipación de minorías, mujeres, indígenas”.

Por Laura Vales
Detrás de los anteojos bifocales, los ojos se le vuelven dos rayitas. “Cada vez me invitan más a hablar como un testigo de la historia y no como el educador que soy. Eso me alegra... ¡y me espanta!”, dice Carlos Rodrigues Brandao, y exagera su queja: “¡Incluso han llegado a llamarme ‘testigo ocular’!”. Es porque acaban de preguntarle por Paulo Freire. Antropólogo, doctor en Ciencias Sociales, psicólogo que nunca ejerció, este brasileño de 73 años trabajó con Freire en los ’60 y ya nunca dejó la educación popular. Como es de esperar, congreso al que vaya le preguntan por Freire. O por la época de Freire. O por las diferencias entre la época de Freire y esta época.
Rodrigues Brandao estuvo en Buenos Aires para participar del Seminario Movimientos Sociales y Educación Popular, organizado por la Universidad Nacional de Luján, la Red de Investigadores y Organizaciones Sociales de Latinoamérica y la Universidad de los Trabajadores (del IMPA). Se alojó, por supuesto, en el Hotel Bauen, donde –café y medialunas de por medio– habló con Página/12.
–En los últimos diez años, en la Argentina vimos cómo las organizaciones de desocupados alfabetizaron en los barrios, después las fábricas recuperadas organizaron bachilleratos populares, ahora se están armando universidades populares. ¿Es un fenómeno local o se dio en toda la región?
–Es algo más que un fenómeno local o regional: un fenómeno mundial. Acá los bachilleratos populares, en otros países latinoamericanos las escuelas de la pedagogía del campo, las universidades indígenas, las escuelas de los pueblos de la floresta en el Amazonas... En Escandinavia son pioneros en la creación de lo que ellos llaman también educación popular, que es llegar a la gente del pueblo, trabajar con ellos, letrarlos, alfabetizarlos y crear cultura propia, sobre todo en el caso sueco. Por todas partes surgen universidades libres, en una cantidad impresionante, algunas musicales, algunas de erudición cultural, algunas más centradas en un quehacer más concreto junto a obreros. Si hiciéramos un mapeo quedaríamos sorprendidos.
–¿Y a qué se debe?
–Son la expresión de un nuevo contrato social entre gente del pueblo movilizada y nosotros, de extracción universitaria, maestros, estudiantes. Y sin embargo, uno de los asistentes a este seminario que estamos haciendo nos comentaba un dato preocupante: “Hace diez años –decía– yo daba clases de Pedagogía I, y una lectura esencial era Paulo Freire. Hoy ya no se lee más a Freire en la universidad”. Es decir que algo que para nosotros es todavía muy importante y que nos reúne muy seguido, se estudia cada vez menos.
–¿Con qué está siendo reemplazado Freire?
–Con otras teorías, posmodernas. Casi todas europeas y norteamericanas que dicen “olviden las megametas, las ideologías, los imaginarios libertarios”. Ahora todo es una especie de criticismo de la realidad, algo del tipo “Vivimos en el peor de los mundos, somos colonizados por una dictadura universal que controla desde lo que hacemos en la cama a lo que hacemos en la escuela, y eso es tan aterrador que no podemos hacer más que hacer la crítica de lo que hacen con nosotros”.
–Pero la educación popular tampoco tiene todavía una teoría propia.
–Es que el mismo Paulo Freire tuvo siempre una dificultad muy grande en decir quién era. Por ejemplo: nunca fue marxista, solamente cuando viejo. En Pedagogía del oprimido utiliza a Mao-Tsé Tung, Marx, Martin Buber, que es un judío conservador, también a autores críticos pero no marxistas. Siempre, en toda su vida, fue muy ecléctico. Y por otra parte, las experiencias de educación popular fueron siempre muy diversas. Yo diría que aunque tuvimos un libro, claro, Pedagogía del oprimido, nunca hubo una única educación popular.
–¿Qué diferencias ve entre lo que fue la educación popular en sus inicios, con Freire, y lo que se hace ahora?...


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