Celebraciones como la del 25 de mayo en Sucre, el 16 de julio en La Paz y las equivalentes en tantos otros países de la hoy llamada "América Latina" me dejan siempre un tanto perplejo. Son ciertamente celebraciones a la manera que son ahora nuestros países. Pero son también momentos para recordar cuán distintos somos de lo que soñaron los libertadores más genuinos e incluso para ponderar cuán limitada fue la visión de muchos de los legisladores y gobernantes que entonces forjaron nuestros países.
A nivel continental, una primera tergiversación ha sido habernos denominado América, como si nuestra identidad dependiera de un geógrafo italiano. ¡Su mapa echando humo sobre nuestra historia profunda!
Rebelión-15/7-Leer
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