domingo, 19 de mayo de 2013

Escuelas se vuelven saladitas por necesidades económicas


Los fines de semana en instituciones educativas de Paraná se arman ferias americanas. Alquilan puestos o salones enteros. Las directoras sostienen que usan el dinero para los mantenimientos

A veces los puesteros pertenecen al barrio donde está la escuela, otros van a cada feria que se hace.

A VECES LOS PUESTEROS PERTENECEN AL BARRIO DONDE ESTÁ LA ESCUELA, OTROS VAN A CADA FERIA QUE SE HACE.
Pablo Felizia/ De la Redacción de UNO

pfelizia@unoentrerios.com.ar


Hay escuelas de Paraná que los fines de semana alquilan sus salones o puestos armados en los patios para la venta de ropa en desuso, nueva, bijouterie o comida. Desde las instituciones afirman que no les llega el dinero suficiente y a tiempo para los arreglos de mantenimientos diarios y no encuentran otra solución.


Las cooperadoras son las que cumplen la tarea de organizar las ferias y en los barrios cumplen una función social: la mayoría de los clientes son los mismos padres de los alumnos que por poco dinero resuelven una prenda que necesitan.


Algunas tardes de domingo o de sábado se llegan a instalar más de 50 puestos y se ofrece vestimenta remendada en condiciones y también algunos stands con ropa industrial. Son una especie de saladitas y ferias americanas adentro de la escuela e impulsadas por ellas.


También se hacen canjes o trueques similares a los que hubo luego de 2001. Aquellos que venden, luego compran lo que necesitan en otro puesto del lugar.

Para arreglos y zapatillas
La escuela Las Heras es una de las instituciones en las que se organizan las ferias. Llegan a instalarse más de 40 puestos. “Al dinero del alquiler de cada stand lo invertimos para arreglar la infraestructura de la escuela, cambiar vidrios y hasta para comprarles zapatillas a los estudiantes”, dijo a UNO Liliana Bonacossa, directora del establecimiento.



“Es un sacrificio que hacen los padres de la cooperadora de dedicarle un día al mes y una manera de no entregarles rifas a los alumnos. Nuestra escuela no recibe nada de Nación y todo lo que se consigue es a través de actividades; es una manera de descongestionar un poco”, agregó.







Lectores diferentes

Leer en un mundo de pantallas

Si en la mayoría de los hogares argentinos se frecuentan más las pantallas que los libros, como revelan estudios recientes, no debería sorprender que los chicos que viven rodeados de televisores, celulares y computadoras prefieran los medios tecnológicos a los gráficos. Tampoco, que lean y escriban en soportes digitales antes que en papel. Esta tendencia ha modificado el ejercicio de leer y ha dado lugar a nuevas formas de narrativa y de adquisición del conocimiento, entre otras importantes transformaciones.
Así opina Roxana Morduchowicz, autora del libro Los adolescentes del siglo XXI (Fondo de Cultura Económica), basado en las conclusiones de una encuesta nacional sobre consumos culturales del Ministerio de Educación de la Nación. Con esta postura coinciden destacados especialistas extranjeros, como Néstor García Canclini y Martín Jesús Barbero, que estudian el impacto de las tecnologías en la sociedad.
"Los sondeos de consumos culturales se repiten cada cinco años porque se estima que en ese lapso pueden surgir importantes modificaciones de actitudes y conductas -explicó Morduchowicz, responsable del diseño y la dirección de las investigaciones de 2006 y 2011-. Al tratarse de estudios cuantitativos (el último abarcó a 1200 adolescentes entre 11 y 17 años de todo el país), tienen la enorme virtud de funcionar como una radiografía: indican qué leen, qué escriben, qué ven, qué escuchan, por dónde navegan. Apuntamos al consumo cultural en el tiempo libre para conocer qué eligen los chicos cuando pueden elegir."
El panorama de 2011 reflejó la rapidez con la que se concretan los cambios tecnológicos y la velocidad con la que se instalan entre los más jóvenes. Dice la investigadora: "Hace cinco años ningún chico hablaba de redes sociales. Hoy el 95 por ciento tiene un perfil en Facebook. Hace cinco años, los jóvenes escuchaban música con CD y hoy la mayoría utiliza el teléfono o la computadora. En 2006 muchos todavía veían películas en DVD y hoy, muy pocos. Hace cinco años, el uno por ciento tenía un i-Pod y en la actualidad es el soporte más común. Incluso el celular, que antes tenía menos del 50 por ciento de los encuestados, ahora no le falta a ningún joven".
Estos resultados confirman una presunción de padres y docentes: "El mundo de los adolescentes es visual; un universo de pantallas", afirma Morduchowicz, doctora en Comunicación por la Universidad de París y especialista en Educación. "Tres pantallas -la del televisor, el celular y la computadora- enmarcan la vida diaria de los adolescentes. Los chicos pasan con ellas la mayor parte de su tiempo libre." Mucho menos si no son de lectura obligatoria para el colegio. "Cuando dicen que leen, no piensan sólo en los medios gráficos", asevera Morduchowicz. Entonces, ¿qué leen? ¿Textos en pantallas? "Efectivamente, lo que más leen es información en Internet. Seis de cada diez chicos consideran sus búsquedas en la Web como lectura. El 30 por ciento menciona los blogs y perfiles en las redes sociales, y el 20 por ciento cita los diarios digitales", completa la especialista...
Mucho menos si no son de lectura obligatoria para el colegio. "Cuando dicen que leen, no piensan sólo en los medios gráficos", asevera Morduchowicz. Entonces, ¿qué leen? ¿Textos en pantallas? "Efectivamente, lo que más leen es información en Internet. Seis de cada diez chicos consideran sus búsquedas en la Web como lectura. El 30 por ciento menciona los blogs y perfiles en las redes sociales, y el 20 por ciento cita los diarios digitales", completa la especialista...

LECTORES DIFERENTES
Una cuestión que llamó la atención de los encuestadores fue por qué los chicos se consideran a sí mismos lectores si sólo la mitad dice que en su casa hay muchos libros (más de seis títulos) que no son para la escuela. Y sólo tres de cada diez tienen alguno de esos libros en su habitación.
"¿Cómo es el vínculo de los adolescentes del siglo XXI con la lectura? -plantea la autora-. La mayoría de los jóvenes (siete de cada diez) dice que le gusta leer, aun cuando no ubica los libros entre sus preferencias. En el último año, el 85 por ciento de los chicos leyó libros para la escuela. Pero sólo la mitad eligió alguno que no fuera de estudio. Y de ellos, la mayoría terminó sólo uno o dos títulos en todo el año. Los libros son los únicos bienes culturales que los chicos consideran 'viejos', posiblemente por su lectura lineal y en blanco y negro. Para los adolescentes, los libros están asociados con la escuela. La lectura de libros es una práctica en esencia solitaria y excluyente: se lee en soledad y sin realizar ninguna otra actividad en simultáneo (navegar por Internet o hablar por el celular)."
Aseguran que les gusta leer pero no están apegados a los libros. Mucho menos si no son de lectura obligatoria para el colegio. "Cuando dicen que leen, no piensan sólo en los medios gráficos", asevera Morduchowicz. Entonces, ¿qué leen? ¿Textos en pantallas? "Efectivamente, lo que más leen es información en Internet. Seis de cada diez chicos consideran sus búsquedas en la Web como lectura. El 30 por ciento menciona los blogs y perfiles en las redes sociales, y el 20 por ciento cita los diarios digitales", completa la especialista...

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