Otra vez la escuela pública hace frente a la emergencia

Vastos sectores de nuestra población están severamente afectados por las inundaciones. La situación más pavorosa es la de Concordia, aunque el drama derrama sobre casi toda la costa del Uruguay y el delta. Una vez más, en el escenario más adverso, la escuela pública abre sus puertas, se arremanga y tiende una mano. Docentes y directivos –esos mismos que cobran sueldos de hambre y soportan con descuentos el castigo del Gobierno- se organizan para atender la emergencia. »Ver fotos

Cada tanto, nuestros ríos abandonan su cauce. Un par de años de alivio (con suerte) y otra vez la creciente, el desborde. Sobre una costa o sobre la otra. Y así… cíclicamente. Los afectados, los que pierden todo lo poco que se tiene, suelen ser los mismos, así, cíclicamente. Y también las manos tendidas resultan ser una y otra vez viejas conocidas. En los últimos días, en Concordia, decenas de familias, cientos de niños, debieron abandonar sus hogares y pertenencias. Otra vez, frente a la emergencia y la adversidad, la escuela es ese lugar presto a recibirlos y ayudar en lo que sea necesario. En los establecimientos, docentes y directivos se organizan para responder con las herramientas a su alcance a tantos frentes abiertos: hay que organizar la comida, para el mediodía y la noche; administrar partidas de limpieza; distribuir la ayuda que llega. Y mientras tanto, disponer también de espacios pedagógicos donde los alumnos puedan tener su etapa de recuperatorios y exámenes. Conociendo cómo es una escuela en tiempos de creciente, la Comisión Directiva de AGMER decidió trasladarse ayer a Concordia, junto a dirigentes de Paraná, Federación y Villaguay. “Fuimos para intentar contener a nuestros propios compañeros que, así como el río, están desbordados”, indica el Secretario General, César Baudino.

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