Diciembre de 2009 constituye una inflexión socio-temporal de cristalización y crecimiento de los primeros cuatro años del gobierno de los pueblos originarios y los movimientos sociales de Bolivia que han asumido el protagonismo de su historia, creándola y construyéndola con sus organizaciones comunitarias, sociales y sectoriales unificadas en el Instrumento político y con la conducción de Evo Morales Ayma, desde 2005 primer Presidente indígena de América.
La revolución democrática y cultural de Bolivia, popular, antiimperialista y latinoamericanista, es un proceso de "reapropiación" del poder por los de abajo: una "reapropiación" de la capacidad de poder hacer en aras de la vida propia, de la humanidad y la naturaleza, promoviendo la equidad, la justicia y la solidaridad entre los pueblos y entre la humanidad toda. Radicalmente democrática, la revolución boliviana constituye un claro bastión de vida. Ésta es su impronta clave. El triunfo reciente reafirma, precisamente, la voluntad colectiva de continuar en su determinación de inventar-construir un nuevo modo de vida, cualidad que definen como la de “vivir bien”.
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