Por Emiliano Bertoglio - 12/1
emilianobertoglio@hotmail.com
Lejos de la estridente "oposición" entre gobierno y campo que insiste en querer agotar el debate de la política argentina, y que en realidad sólo involucra a una tercera parte de los productores rurales -1-, los hombres de la tierra profunda hacen germinar los sembrados recuperando y fortaleciendo saberes y prácticas ancestrales.
Atendiendo a estos conocimientos e intereses latentes en la comunidad, desde hace siete años, la Escuela de Frontera Nº 2 Rosario Wayar desarrolla el proyecto "El maíz, ese grano de oro americano".
Yavi Chico, en donde se desarrolla la experiencia, es un ojo verde que brota a distancia de la pampa húmeda, ese espacio despiritualizado y mercantilizado por las lógicas de la modernidad. Yavi Chico es Pacha, es tierra-no-campo. Nace allí, a unos veinte kilómetros al este de La Quiaca, donde decir "Argentina" o "Bolivia" es caer en el evitable obstáculo de las nomenclaturas y de las convenciones, o de los innecesarios matices fonéticos: en suma, donde más justo sería aludir a la "Latinoamérica insondable" -2-.
La propuesta escolar se destaca por escuchar las ideas y percepciones que los niños traen de su entorno familiar y comunitario sobre el maíz, con probabilidad el primer cultivo del continente cuando tras varios siglos de recolección de su variedad silvestre habría comenzado a ser "domesticado" por los pueblos andinos en los inmemoriales tiempos pre-incaicos, quienes además lo concebían como sagrado. Según algunas investigaciones, sus antecedentes remotos se encuentran entre unos 9.000 y 10.000 años atrás.
Indymedia-Leer
emilianobertoglio@hotmail.com
Por Emiliano Bertoglio. Octubre de 2009, Abra Pampa (Jujuy, Argentina).
En Yavi Chico (Jujuy) la escuela de frontera Rosario Wayar materializa la apertura a la utilización integral del más longevo de los cultivos, el maíz, y sueña con la recuperación de una de las voces más antiguas, el quechua. Historia en un pequeño ojo verde y fértil que florece en los confines de la puna: tierra-no-campo que da vida a múltiples maíces milenarios que no necesitan cotizar en el mercado de Chicago para dar de comer a los hombres.
La gente, hecha de maíz, hace el maíz. La gente, creada de la carne y los colores del maíz, cava una cuna para el maíz y lo cubre de buena tierra y lo limpia de malas hierbas y lo riega y le habla palabras que lo quieren. Y cuando el maíz está crecido, la gente de maíz lo muele sobre la piedra y lo alza y lo aplaude, y lo acuesta al amor del fuego y se lo come, para que en la gente de maíz siga el maíz caminando sin morir sobre la tierra. (de Eduardo Galeano, en Las palabras andantes) |
Atendiendo a estos conocimientos e intereses latentes en la comunidad, desde hace siete años, la Escuela de Frontera Nº 2 Rosario Wayar desarrolla el proyecto "El maíz, ese grano de oro americano".
Yavi Chico, en donde se desarrolla la experiencia, es un ojo verde que brota a distancia de la pampa húmeda, ese espacio despiritualizado y mercantilizado por las lógicas de la modernidad. Yavi Chico es Pacha, es tierra-no-campo. Nace allí, a unos veinte kilómetros al este de La Quiaca, donde decir "Argentina" o "Bolivia" es caer en el evitable obstáculo de las nomenclaturas y de las convenciones, o de los innecesarios matices fonéticos: en suma, donde más justo sería aludir a la "Latinoamérica insondable" -2-.
La propuesta escolar se destaca por escuchar las ideas y percepciones que los niños traen de su entorno familiar y comunitario sobre el maíz, con probabilidad el primer cultivo del continente cuando tras varios siglos de recolección de su variedad silvestre habría comenzado a ser "domesticado" por los pueblos andinos en los inmemoriales tiempos pre-incaicos, quienes además lo concebían como sagrado. Según algunas investigaciones, sus antecedentes remotos se encuentran entre unos 9.000 y 10.000 años atrás.
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