Docentes y padres de la escuela Esparza
alertaron que es insostenible la situación con cerca de 10 alumnos que
son responsables de situaciones graves. Hay casos de adicciones con
drogas y de abusos.
El intenso trabajo de las autoridades escolares y de la Cooperadora no alcanza para neutralizar la violencia.
Javier Aragón / Redacción de UNO
jaragon@unoentrerios.com.ar
jaragon@unoentrerios.com.ar
Autoridades educativas, padres, integrantes de la Cooperadora,
trabajadores y vecinos de la escuela Esparza de Paraná no ocultan su
preocupación por la falta de respuestas de los organismos para la
contención y asistencia de un grupo de alumnos que fueron denunciados
por ser los responsables de actos graves de violencia, pero a la vez son
víctimas de penosas situaciones por parte de los familiares.
El reclamo apuntó a que en especial, desde el Consejo Provincial de
la Niñez, Adolescencia y Familia (Copnaf) aceleren los tratamientos y
medidas que deben tomar con los niños envueltos en acciones conflictivas
desde todo punto de vista.
Los padres hicieron saber que están al tanto del miedo que tienen los
docentes y trabajadores de la escuela, que han tenido que tomar medidas
extremas para poder solucionas problemas ejecutados siempre por los
mismos adolescentes.
Se trata de un par de niños del 4º grado y de grados superiores, que
tanto dentro como fuera del establecimiento son los autores de todo tipo
de situaciones de violencia y hasta de hechos delictivos.
En esa línea, el grupo de padres hizo saber a UNO
que en 4º grado la docente está finalizando el año con un alto nivel de
estrés y miedo porque muchas veces no sabe cómo actuar para controlar a
los niños agresores.
“¿Qué tiene que pasar para que se intervenga efectivamente, que
golpee a la docente? ¿A un trabajador y a otros alumnos, como ya a
ocurrido?”, recalcó el padre que se transformó en portavoz del grupo.
UNO - 20/12 - Leer - Debate
Mensaje navideño
El tratamiento del tema de la
Navidad en un curso de segundo grado de la Escuela Nº 168 “Mendoza”,
motivó a la docente María Fernanda Erbes a escribir el cuento
corto que publicamos en despliegue, y que dedica justamente a los chicos
que la inspiraron.
Felipe era un niño de nueve años, así
como cualquiera de ustedes que leen este cuento. Vivía en una pequeña
ciudad llamada Esperanza, allí todos se conocían y eran
amigos, estaba terminando la escuela y esperaba ansioso las vacaciones
de verano, para empezar la colonia y disfrutar de la pileta.
Pero… había otra cosa que él esperaba con ansias; todo este tiempo había estado pensando qué pedirle a Papá Noel, en su carta.
Paseó por las calles de la ciudad mirando todas las vidrieras, había tantas cosas interesantes y modernas que no sabía qué elegir.
Mientras tanto su vecino Pedro, que tenía diez años, trabajaba todos los días repartiendo diarios y ni pensaba en la Navidad; cada monedita que juntaba la atesoraba y con ella ayudaba en su humilde casa.
Un día, camino a la escuela, se encontraron y fueron juntos charlando todo el trayecto; entonces, Felipe le preguntó que le pediría a Papá Noel.
Pedro lo miró, y le contestó que ni siquiera había pensado en ello, y le contó que en su casa, no había mucho dinero, que por eso no pensaba en pedir ningún regalo.
Felipe asombrado le dijo: pero los regalos los trae Papá Noel, tiene una fábrica de juguetes como esos que están en las jugueterías, el día de Noche Buena los carga en su trineo y los reparte casa por casa.
Pedro lo miró, pensó unos segundos y le dijo: - yo no quiero ningún juguete, para qué le escribiría una carta entonces.
Más asombrado aún, Felipe le preguntó: - ¿y qué querés Pedro?
-Quiero algo mucho más fácil, pero no se si Papá Noel me lo va a poder conseguir.
- ¿Y qué es eso que querés?
- Quiero que esa noche en mi casa, estemos todos juntos, que podamos compartir una rica comida y reírnos hasta que nos duela la panza. Después acostarnos a descansar y dormir hasta el otro día bien tarde.
Llegaron a la escuela y pasó el día, Felipe seguía pensando en la locura que decía Pedro, pedir solo una rica comida y dormir hasta tarde; era un feo regalo de Navidad.
Al llegar a su casa mientras tomaba la leche le contó a su mamá lo que había charlado con su vecinito, también le dijo lo que pensaba: ¡que Pedro estaba loco!
La mamá lo miró, se sentó a su lado y le contó que en la casa de Pedro, todos trabajaban porque eran muy pobres, que casi no tenían descanso; todos los días se levantaban temprano y salían a sus trabajos, que hasta el pequeño Pedrito, repartía los diarios cada mañana para ayudar a su familia, entonces seguramente por eso él solo pedía una rica comida y una divertida noche en familia.
Y también le dijo, que eso era lo más importante, vivir la Navidad con las personas que amamos, compartir un plato de comida y brindar por estar todos juntos, que los regalitos no eran lo más lindo, sino pasar Noche Buena con nuestros seres queridos.
Esa noche, Felipe escribió esta nota…
Pero… había otra cosa que él esperaba con ansias; todo este tiempo había estado pensando qué pedirle a Papá Noel, en su carta.
Paseó por las calles de la ciudad mirando todas las vidrieras, había tantas cosas interesantes y modernas que no sabía qué elegir.
Mientras tanto su vecino Pedro, que tenía diez años, trabajaba todos los días repartiendo diarios y ni pensaba en la Navidad; cada monedita que juntaba la atesoraba y con ella ayudaba en su humilde casa.
Un día, camino a la escuela, se encontraron y fueron juntos charlando todo el trayecto; entonces, Felipe le preguntó que le pediría a Papá Noel.
Pedro lo miró, y le contestó que ni siquiera había pensado en ello, y le contó que en su casa, no había mucho dinero, que por eso no pensaba en pedir ningún regalo.
Felipe asombrado le dijo: pero los regalos los trae Papá Noel, tiene una fábrica de juguetes como esos que están en las jugueterías, el día de Noche Buena los carga en su trineo y los reparte casa por casa.
Pedro lo miró, pensó unos segundos y le dijo: - yo no quiero ningún juguete, para qué le escribiría una carta entonces.
Más asombrado aún, Felipe le preguntó: - ¿y qué querés Pedro?
-Quiero algo mucho más fácil, pero no se si Papá Noel me lo va a poder conseguir.
- ¿Y qué es eso que querés?
- Quiero que esa noche en mi casa, estemos todos juntos, que podamos compartir una rica comida y reírnos hasta que nos duela la panza. Después acostarnos a descansar y dormir hasta el otro día bien tarde.
Llegaron a la escuela y pasó el día, Felipe seguía pensando en la locura que decía Pedro, pedir solo una rica comida y dormir hasta tarde; era un feo regalo de Navidad.
Al llegar a su casa mientras tomaba la leche le contó a su mamá lo que había charlado con su vecinito, también le dijo lo que pensaba: ¡que Pedro estaba loco!
La mamá lo miró, se sentó a su lado y le contó que en la casa de Pedro, todos trabajaban porque eran muy pobres, que casi no tenían descanso; todos los días se levantaban temprano y salían a sus trabajos, que hasta el pequeño Pedrito, repartía los diarios cada mañana para ayudar a su familia, entonces seguramente por eso él solo pedía una rica comida y una divertida noche en familia.
Y también le dijo, que eso era lo más importante, vivir la Navidad con las personas que amamos, compartir un plato de comida y brindar por estar todos juntos, que los regalitos no eran lo más lindo, sino pasar Noche Buena con nuestros seres queridos.
Esa noche, Felipe escribió esta nota…
QUERIDO PAPÁ NOEL:
HOY HE APRENDIDO ALGO MUY IMPORTANTE, QUE LO MARAVILLOSO DE LA NAVIDAD NO SON TUS HERMOSOS REGALOS, SINO PODER COMPARTIRLA CON TODOS LOS QUE AMAMOS.
POR ESO QUIERO PEDIRTE QUE ME TRAIGAS EL REGALITO QUE QUIERAS, NO IMPORTA EL TAMAÑO, SI ES GRANDE O CHIQUITO, PERO LO QUE SI TE PIDO, ES QUE AYUDES A MI AMIGO PEDRO A QUE PASE UNA FELIZ NAVIDAD CON TODA SU FAMILIA.
UN ABRAZO, FELIPE.
HOY HE APRENDIDO ALGO MUY IMPORTANTE, QUE LO MARAVILLOSO DE LA NAVIDAD NO SON TUS HERMOSOS REGALOS, SINO PODER COMPARTIRLA CON TODOS LOS QUE AMAMOS.
POR ESO QUIERO PEDIRTE QUE ME TRAIGAS EL REGALITO QUE QUIERAS, NO IMPORTA EL TAMAÑO, SI ES GRANDE O CHIQUITO, PERO LO QUE SI TE PIDO, ES QUE AYUDES A MI AMIGO PEDRO A QUE PASE UNA FELIZ NAVIDAD CON TODA SU FAMILIA.
UN ABRAZO, FELIPE.
Cuentan los duendes que ayudan a Papá Noel, que
cuando leyó la carta de Felipe, se emocionó mucho y además
de dejarle un regalito como todos los años, le dejó una
medalla de honor, por ser un buen amigo.
Mientras tanto, en la casa de al lado, no se explican cómo, pero apareció un banquete y toda la familia de Pedro se oía reír a carcajadas.
Mientras tanto, en la casa de al lado, no se explican cómo, pero apareció un banquete y toda la familia de Pedro se oía reír a carcajadas.
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Este cuento lo dedico especialmente para mis alumnos
de 2do. Grado de la Esc. Nº 168 “Mendoza”.
Camila, Cecilia, Martina, Marcelo, Agustín Aldana, Valentino, Emilia, Laureano, Luciana F., Cristian, Agostina, Luciana M., Alexis.
¡Gracias por tantas tardes de lectura y maravillosos escritos compartidos! Los quiero mucho. Felices vacaciones y felices fiestas a ustedes y sus familias.
Seño Fernanda
Camila, Cecilia, Martina, Marcelo, Agustín Aldana, Valentino, Emilia, Laureano, Luciana F., Cristian, Agostina, Luciana M., Alexis.
¡Gracias por tantas tardes de lectura y maravillosos escritos compartidos! Los quiero mucho. Felices vacaciones y felices fiestas a ustedes y sus familias.
Seño Fernanda
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