“La suba de precios golpea duramente a las mayorías populares. Este impacto es mayor entre los sectores más empobrecidos, que soportamos el encarecimiento de la canasta alimenticia. El incremento de estos precios duplica el promedio general y en algunos rubros –como la carne- alcanzó niveles escalofriantes. La inflación anual de los hogares pobres promedió el año pasado el 22%, mientras que su equivalente entre las familias ricas alcanzó el 13%. La misma tendencia se verificó en los dos primeros meses del 2010 con subas del 6,5% en el primer caso y 4,9% en el segundo”, postula el documento.
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