El ruido en la ciudad de Buenos Aires es tan omnipresente que pareciera estar incorporado al inconsciente colectivo. Ya es una costumbre hablar en tonos elevados o evitar usar el teléfono celular al caminar por la vereda de una avenida céntrica.
Los altos niveles de estridencia de bocinas, motores y obras en construcción, entre otros, hacen que la Capital sea considerada una de las ciudades más ruidosas del mundo. Más precisamente, y según el Plan Estratégico 2008-2012, elaborado por la Agencia de Protección Ambiental del gobierno porteño, Buenos Aires es la cuarta en el ranking de metrópolis ruidosas, detrás de Tokio, Nagasaki y Nueva York.
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