Ricardo Fierro
La brutal represión kirchnerista a los trabajadores, al servicio de la patronal yanqui, cambia la política nacional. Los pone en la misma trinchera, mientras en la otra están los trabajadores rodeados del apoyo obrero y popular.
1. La Kraft y el abrazoKraft Food construyó el mayor monopolio yanqui de la alimentación bajo el ala del Pentágono, la jefatura militar de Estados Unidos, abasteciendo de alimentos a sus tropas en Estados Unidos y en cuánto país invadió ese imperialismo. Warren Buffet, el mayor accionista de la Kraft, es el principal “consejero” económico de Obama (le llaman “el oráculo” del presidente yanqui, y fue el mayor aportista a su campaña presidencial). La Kraft, con esos apoyos, decidió enfrentar la crisis comprando a una de sus rivales en el mundo, la Cadbury inglesa, en 16.700 millones de dólares. Para eso, lanzó un plan de ajuste, uno de cuyos objetivos es eliminar un turno e imponer las 12 horas a los demás trabajadores de Terrabusi.
Los 2.700 obreros de Terrabusi no aceptaron pagar una crisis ajena con desocupación, hambre y superexplotación. Saben que los 160 despidos son el comienzo de una sangría para quebrarlos. En muy difíciles condiciones -llevan 40 días- vienen realizando su histórica lucha, que ganó la admiración y la solidaridad del movimiento obrero y el pueblo argentino.
Lo de Kraft es la punta de lanza de esta oleada de despidos, principalmente de los monopolios imperialistas, que tratan de descargar la crisis sobre sus trabajadores, en particular, sobre sus filiales en los países oprimidos como el nuestro. Por eso, Terrabusi, en la Argentina, es un caso testigo para “legitimar” esta oleada de cientos de miles despidos.
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