En medio de una crisis de humanidad las comunidades cristianas, conmemoran la Semana Santa identificándose en gran medida con Jesús Crucificado.
Jon Sobrino, teólogo de Monseñor Romero, se preguntaba por el signo de los tiempos (aquello que caracteriza a una época y en lo que se hace presente Dios) y respondía: ese signo “es siempre el pueblo crucificado, despojado de vida, aunque varíe la forma de su crucifixión”
El seguimiento de Jesús para un cristiano, asumiendo la perspectiva de los oprimidos, no implica resignarse a una voluntad de un dios opresor que pide sacrificios humanos. Sino, por el contrario ofrecer una perspectiva de liberación histórica venciendo todas las opresiones concretas y con la resurrección venciendo hasta la muerte… Jesús, al colocar su vida al servicio de los hermanos, entra en conflicto con los que prefieren el privilegio y la dominación.
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