Nos sumamos a todas las voces, de la militancia popular e incluso de las conducciones de CTERA y de todos los sectores gremiales que han repudiado y comparado las afirmaciones de la presidenta de la república y de su ministro de educación con los discursos de los '90 y con lo más retrógrado del neoliberalismo y del conservadurismo. Hasta los sectores más oficialistas reconocen que la presidenta le ha errado feo en su ataque a la docencia, que tanto sufre, ha resistido y resiste para sostener a la escuela pública. Lamentablemente, las palabras de Cristina Kirchner muestran un claro ataque a la educación pública y una línea política funcional a la privatización de la educación. La presidenta debe serenarse si quiere pensar en superar los límites estructurales de un modelo dependiente en crisis y debe cesar en sus agravios inaceptables a los trabajadores, que no somos los culpables de la estrechez de la política oficial. El ministro de educación Sileoni debería dar un paso al costado, porque al decir que “muchos docentes seguirían de paro aunque ganaran 10.000 pesos” nos muestra su incapacidad política y una bajeza impropia para el ministerio a su cargo.
En éste contexto, el horizonte político del AGMER lo da el paro nacional del martes, las asambleas de base y el congreso provincial de la entidad. El paro nacional y los planes de lucha que venimos discutiendo desde las bases apuntan a transformar positivamente la situación de la educación pública y entre otras cosas, las causas de las enfermedades y el ausentismo de los docentes, entre las que se cuentan las presiones y necesidades por los salarios desvalorizados, y la infinidad de dramas que desembocan en las escuelas, que resisten como pueden las consecuencias del largo ajuste estructural. Sólo un necio, un burócrata o un funcionario mediocre pueden darle la espalda a ésta difícil realidad.
El contexto no da para que los trabajadores y los gremios retrocedan en sus posiciones y en sus reclamos. No se puede ser funcional al retroceso y al sinceramiento oficial. El desafío del Agmer y de la docencia entrerriana y argentina es no jugar a que no pasa nada y no resignarse a poco y nada. Ningún dirigente de Agmer ni nadie puede hoy soslayar la importancia de la recuperación del salario y del presupuesto para la educación pública. Ninguna señal de humo puede burlar a las asambleas docentes y al congreso de la institución. Ninguna señal de humo, ninguna excusa, y ninguna limosna podrán significar la entrega del derecho de huelga, de los descuentos ilegales ni de ningún derecho de los trabajadores. Ningún acuerdo político a espaldas de los docentes puede entregar la educación pública a la precariedad y a la arbitrariedad de algunos, como en el caso de las Escuelas Nina.
A los gobiernos nacional y provincial deberían preocuparles, por ejemplo, los más de 14.000 millones de pesos que el capital financiero tuvo de ganancias en Argentina en 2011, o los 3.400 millones de pesos que Entre Ríos ha entregado en los últimos dos años por coparticipación federal, o el 100% de aumento que se dieron los legisladores. Cambiar esa realidad estructural debe ser una preocupación política y no la lucha de los trabajadores por un poco de justicia.
Todos los trabajadores necesitamos, más que nunca, unidad, coherencia y fuerza en la pluralidad para conquistar lo que nos merecemos, que es mucho más que lo que dicen los dicursos oficiales. Necesitamos más capacidad de organización, de movilización, de presión, de acción y de constancia, en nuestras estrategias de lucha colectiva, a nivel provincial y fuertemente, a nivel nacional.
Mauricio Castaldo
Sec Gral AGMER María Grande,
Pro Secretario de Interior por María Grande
en AGMER Seccional Paraná y
Sec DDHH CTA Paraná
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