jueves, 13 de marzo de 2014

Carta abierta a la Presidenta del CGE, Claudia Valori

María Grande, Entre Ríos, 13/3/2014

Ante su llegada a María Grande para dar inicio al nuevo profesorado público de inglés de nuestra ciudad, los trabajadores de la educación nucleados en Agmer María Grande queremos expresarle abiertamente nuestras opiniones, nuestra posición y nuestras demandas en el marco del plan de lucha que estamos llevando adelante los docentes entrerrianos.



Saludamos con satisfacción la puesta en marcha de éste profesorado y la extraordinaria matrícula de inscriptos e interesados en el mismo, fruto del trabajo del equipo directivo y la comunidad educativa del Instituto Técnico Superior local, lo mismo que nos alegramos enormemente por el desarrollo de una nueva carrera en nuestra Escuela Técnica. Somos defensores incondicionales, sin especulaciones, de la educación pública en todos sus niveles, y de la profundización de la tarea de enseñar y aprender como parte fundamental, pero sólo parte, en la lucha por una sociedad mejor.

Pero ésta tarea estratégica requiere de las mejores condiciones laborales, políticas, sociales, pedagógicas y culturales para su desarrollo. No habrá buena educación pública sin buenos salarios para los docentes, que necesitan tranquilidad y respeto para poder avanzar y profundizar su trabajo. No habrá buena educación pública sin normativas y políticas justas y democráticas, que planteen la responsabilidad real y concreta de todos los sectores en el desarrollo educativo: del Estado, de los docentes y de las escuelas, de los alumnos, de los padres y familiares, de la política y la sociedad. O debatimos un nuevo marco político y cultural para avanzar en la educación o la educación seguirá retrocediendo como parte de las políticas de ajuste y seguirá retrocediendo con discursos demagógicos y vacíos que dejan la supervivencia de la educación en manos de la resistencia cultural de los docentes y las comunidades educativas.



No habrá buena educación si continúa la precariedad laboral e institucional en buena parte del sistema educativo, especialmente en los terciarios y el nivel superior, que -como todos los niveles, pero muy especialmente- necesitan mayor inversión, entre otras cosas en infraestructura. Muchos terciarios como el nuestro trabajan en espacios prestados por escuelas primarias o secundarias. Y los docentes del nivel terciario necesitan nueva normativa que les permita conquistar mayores derechos y más estabilidad.

No habrá buena educación si los planes de formación terminan siendo mediocres operaciones políticas e ideológicas. Necesitamos abrir los debates sobre formación y capacitación en forma seria e integral.



No habrá resolución democrática de los conflictos y no habrá buen desarrollo de la educación pública, si la respuesta al justo reclamo hoy -más que nunca- de los trabajadores de la educación son políticas de “conciliación obligatoria” con el ajuste, la desigualdad y la precariedad. Que triste leer éstas respuestas oficiales estando tan cerca de un nuevo 24 de marzo. 

Que triste leer éstas noticias oficiales mientras releemos con nuestros alumnos en las aulas aquella denuncia del gran Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, que entre otras cosas decía, “...Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%, prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos...”

Que triste pensar la inaceptable conciliación con el ajuste como un culatazo político conciliador. Que triste no poder hablar de una gran vuelta de página democrática con nuestros compañeros y con nuestros alumnos.

Sra Presidenta del CGE: los trabajadores docentes estamos en plan de lucha y no queremos más discursos vacíos y amenazas. Queremos respuestas democráticas a nuestros justos y urgentes reclamos.



Sabemos además que la batalla contra el ajuste salarial, económico, laboral y educativo implica una doble responsabilidad para los trabajadores docentes y sus familias. Luchamos por nuestros derechos, luchamos por más y mejor educación pública -y esa lucha es beneficio de todo el pueblo trabajador-, y al hacerlo también luchamos para que nuestro salario no sea techo y variable de ajuste para el salario de los demás trabajadores y para que no avance un ajuste ortodoxo y conservador sobre la economía argentina.

Exigimos el fin de las amenazas que recuerdan al pasado y exigimos respuestas concretas a los reclamos de los trabajadores, las escuelas y todas las instituciones educativas.


AGMER MARÍA GRANDE – FILIAL JOSÉ LUIS TOSCANI






Fragmento de Nota del periodista Luis Novaresio:

Son los maestros, estúpido

...Que a una semana del comienzo del ciclo lectivo el debate siga siendo si un maestro merece 4500 pesos de sueldo provoca vergüenza. Quizá hubiera sido más directo comenzar esta crónica con una carta a nuestra maestra de primer grado. Y cómo no, ahí va, al menos para la mía.
Señorita Diana. No se me ocurre otra cosa que escribirle estas líneas para pedirle disculpas. Sinceramente, perdón. Ojala pueda excusarnos por el modo en que la hemos venido tratando en estos últimos 30 años de su carrera. Por denigrarla públicamente. Por reclamarle que ponga el peso de su “sacerdocio” de enseñante a cambio de un pagano sueldo miserable. Por exigirle que sea una heroína en las aulas y reconocerla como una esclava fuera de ellas.
También le pido disculpas por haber tenido que soportar hasta hoy que algunos y algunas sigan creyendo que ser maestro es trabajar 4 horas por día y tener 3 meses de vacaciones. Es cierto que estos mamarrachos antediluvianos jamás en su vida se pararon frente a 20, 30 o 40 pibes para que junto a usted puedan parir el milagro de escribir y leer sus propios nombres. Estos descalificadores seriales que denuestan desde atriles oficiales o desde los cafés y bares al paso, jamás sabrán del misterio iniciático de acompañar el lápiz de un niño de 5 años que dibuja un sol y las primeras letras. Ni mucho menos conocerán del acto de generosidad que implica dar las herramientas de las tablas del 3, la Geografía de los mares y las montañas o las historias de don José de San Martín o Juana de Ibarbourou. Herramientas para elegir, para ser más libres. Nada menos.
Es verdad que estos que creen que ser maestro es tan sencillo como hablar de ello, jamás pisaron un comedor escolar en donde usted también está, nunca contuvieron a un pibe que llega de un barrio carenciado o lo despiojaron porque en casa no supieron o pudieron hacerlo.
Le pido disculpas porque estamos en el 2014 y tropezamos con la misma piedra de hace años y años. Décadas. La piedra es no ponernos colorados cuando seguimos votando a los que en campaña juran que lo que más les importa es la educación y a la hora de asumir en sus cargos ofrecen 4500 pesos como toda retribución (la mitad, en negro) para que el se inicia en la tarea de poner en marcha esa misma educación que dicen venerar.
¿4500 pesos vale para la política el enseñar? No en todos los casos, gritan los inquilinos del poder nacional o provincial (porque acá, señorita Diana, no hay oficialistas de hoy u opositores de ayer, de cualquier color, que sepan hacer distinto las cosas). Los que tienen antigüedad, siguen explicando, llegan hasta los 6500 y si trabajan en dos escuelas, duplican. ¿De verdad no sienten apuro en proponerles a los maestros que arranquen a las 8 de la mañana enseñando a 40 chicos para terminar en el turno tarde a las 18 acompañado a otros 40 y así mejorar sus ingresos? ¿Eso quieren para los docentes a los que les confían sus hijos? Es cierto que la mayoría de los que explican este ”gasto estatal” evitan la escuela pública a donde enseñan los maestros así recompensados. Doble hipocresía: asegurar que les interesa la educación pública que ellos evitan a la hora de sus familias.
Por todo esto y tanto más es que le escribo pidiéndole disculpas. Porque en unas horas se anunciará un paro y usted, junto con sus colegas, serán los acusados de sembrar el “desastre nacional”. Pocos sentirán que ese conflicto no nace de ustedes sino de los que vienen gobernando hace tanto y deciden maltratarlos. Ustedes, los que paran y osan creer que la huelga es un derecho constitucional que los ampara, son víctimas de esta hipocresía  fracaso. No los victimarios. Por tanto de esto, mis excusas...

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