El ingreso a la docencia, dice el Estatuto del Docente a través del decreto ley Nº 155 del año 1962, es mediante el sistema de concursos, con un requisito clave: poseer título docente, también habilitante o supletorio, las tres categorías posibles con los que se los admite.
Y cada concurso, un docente sólo puede presentarse con su respectiva credencial, especie de documento de identidad que otorga anualmente el Consejo General de Educación (CGE): hay tres categorías de credenciales, la docente; la habilitante –un abogado que puede dar materias de Derecho en secundaria–; y las supletorias, esto es una persona que, ante la falta de docentes específicos, y con conocimiento de la disciplina, asume el dictado de una materia.
Pero toda regla tiene excepciones. El artículo 80º del Estatuto del Docente establece que los concursos “se declararán desiertos si al segundo llamado no se presentare ningún candidato, pudiendo ser hecha la designación respectiva, directamente por la autoridad que corresponda”. Pero esa designación es a término: los docentes así nombrados cesan al finalizar el ciclo lectivo.
Así, docentes sin credenciales han ido tomando cátedras por años, y nunca se han presentado a concurso, por un dato clave: desde 2005 el Consejo no otorgaba credenciales. Este año se pensó corregir el desfase, y para eso se emitieron 50 mil credenciales (un docente puede tener más de una, para horas cátedras y cargos de ascenso), que se pensó poner en vigencia el 20 de mayo último.
Pero el CGE decidió aplazar su puesta en vigencia, hasta el 29 del actual.
El Diario-3/6-Leer
Y cada concurso, un docente sólo puede presentarse con su respectiva credencial, especie de documento de identidad que otorga anualmente el Consejo General de Educación (CGE): hay tres categorías de credenciales, la docente; la habilitante –un abogado que puede dar materias de Derecho en secundaria–; y las supletorias, esto es una persona que, ante la falta de docentes específicos, y con conocimiento de la disciplina, asume el dictado de una materia.
Pero toda regla tiene excepciones. El artículo 80º del Estatuto del Docente establece que los concursos “se declararán desiertos si al segundo llamado no se presentare ningún candidato, pudiendo ser hecha la designación respectiva, directamente por la autoridad que corresponda”. Pero esa designación es a término: los docentes así nombrados cesan al finalizar el ciclo lectivo.
Así, docentes sin credenciales han ido tomando cátedras por años, y nunca se han presentado a concurso, por un dato clave: desde 2005 el Consejo no otorgaba credenciales. Este año se pensó corregir el desfase, y para eso se emitieron 50 mil credenciales (un docente puede tener más de una, para horas cátedras y cargos de ascenso), que se pensó poner en vigencia el 20 de mayo último.
Pero el CGE decidió aplazar su puesta en vigencia, hasta el 29 del actual.
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