APF-13/2-Leer
EL EXPERTO MARCELO CONTI ASEGURA QUE “BOTNIA ESTA CASI AL DOBLE DE LOS CONTAMINANTES PERMITIDOS” - APF - 13/2
Los autores destacaron los valores del guerrillero argentino
Un libro sobre el Che, para chicos
Con textos y dibujos, recorre la vida de Guevara; podría integrar las bibliotecas de las escuelas públicas primarias
Salta la linda - ¿ Un país en serio ?
angelsoto69@hotmail.com
Juan Manuel Urtubey, el gobernador, joven K y a veces más o menos K, dijo que la desnutrición es un “tema latente” y que las comunidades aborígenes no van a los hospitales por “una cuestión cultural”. En la típica estructura circular que termina responsabilizando al hambriento de pasar hambre y al desnutrido de morir -ya Misiones dio un ejemplo patético desde la Vicegobernación- nadie se ocupó antes de acercarse a aquellos que se cierran en protección propia por marginación de siglos, por olvido, por condena atávica.
El brazo criminal del hambre sí los atrapa y los aprieta en las chozas sin puerta y techo de nailon negro para que no entre la resolana de cuarenta grados de enero.
Indymedia-12/2-Leer
El gobierno de La Rioja clausuró la finca del diputado Alfredo Olmedo
AFIP denunció por tener trabajadores en "condiciones infrahumanas". Algunos serían indocumentados e incluso menores.
Perfil-Leer
WIKILEAKS:"EN EL 2007 LOS BANCOS VOTARON POR CRISTINA KIRCHNER"
¡NO A LA POLICIA EN LAS ESCUELAS!
Tahrir: el giro de la historia
Luego de estar en Irlanda del Norte y vivir los días posteriores a la revolución portuguesa, llegué a Medio Oriente en junio de 1976 y me instalé en El Cairo con el encargo de cubrir una de las interminables negociaciones para poner fin a la guerra civil en Líbano. Pero luego de comer vegetales sin lavar en un restaurante local me dio gastroenteritis –fiebre entérica
es una frase tallada en muchas lápidas de Raj– y pasé noche tras noche con ratas en el estómago y chorreando sudor en el lino de la cama. La primera vez que me aventuré a la calle me desmayé sobre una banca de concreto de una parada de autobuses, entre un paso a desnivel y una plaza con pasos elevados de hierro quemante, repletos de egipcios que vociferaban.
Allí estuve inconsciente durante cinco horas. Nadie acudió en mi auxilio. Desperté adolorido, seguro de que el mundo árabe debía de ser un lugar duro y cruel. Hasta escribí mi renuncia al puesto de corresponsal del Times en Medio Oriente… luego de una semana de haber sido contratado. La mugre de la estación de autobuses, el olor a orines, el caliente estalinismo de concreto del edificio Mugama a mis espaldas –monstruosidad estajanovista donde día tras día buscaba la extensión de mi visa– me convencieron de que no podía trabajar en la fétida dictadura de Anuar Sadat. Mi enfermedad era lástima de mí mismo. La plaza se llamaba Tahrir. Casi 36 años después he merodeado por este sitio como si fuera mi hogar, con sus decenas de miles de valerosos demócratas exigiendo un Egipto que ni yo ni ellos llegábamos siquiera a soñar. De hecho, muchos de los jóvenes hombres y mujeres que se acercaban a todo extranjero gritando ¡Viva Egipto!
no habían nacido cuando yo yacía en esa banca de concreto. La estación es hoy el edificio de un nuevo hotel –que ha servido de baño común en las pasadas tres semanas, el olor a orines aún está allí–; el Mugama, tan terrible como siempre, está vacío, pues sus legiones de burócratas han sido impedidos de entrar a la plaza por los revolucionarios del nuevo Egipto.
El siguiente ensayo es un resumen del prefacio del libro de Henry Giroux “Hearts of Darkness: Torturing Children in the War on Terror” [“Corazones tenebrosos: Torturando a los niños en la guerra contra el terror”] -Paradigm Publishers 2010-. Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández. |
Rebelión-13/2-Leer
Revolución en Egipto: el pueblo de Gaza rompe con el silencio de Hamas
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