"...Leyendo el Ensayo se tiene la impresión de hallarse ante alguien que no puede dormirse porque le molesta la claridad de la luna y que se esfuerza por matar la mayor cantidad posible de luciérnagas, convencido de que la claridad disminuirá o desaparecerá."
El proceso de deterioro del nivel secundario requerirá un renovado compromiso de autoridades, docentes y padres
Debate Abierto:
Debate Abierto:
Replantear la escolaridad media de acuerdo con las actuales demandas supone encarar la compleja realidad de hoy, con sus vacíos y desigualdades, que denuncian severas fallas del sistema educativo que se vienen acentuando desde hace décadas.
La responsabilidad de esta declinación concierne principalmente al Estado nacional, pero ello no exime a los Estados provinciales, aunque haya que señalar una vez más que el federalismo educativo imperante en la práctica está condicionado a las decisiones políticas y financieras del poder central. Por otra parte, debe remarcarse la función de la familia como primer agente natural de la educación de los hijos.
Si bien los crecientes problemas de desorganización doméstica y carencia de recursos económicos, típicos efectos de los avances de una pobreza estructural, afectaron gravemente el deber formador de los padres, esto no debiera ser excusa para desentenderse de este deber y aligerar su responsabilidad. Debería servir, en cambio, para reflexionar sobre lo contrario, esto es, el rol protagónico que hoy deben jugar no sólo preocupándose de la educación media de sus hijos, sino ocupándose activamente y demandando calidad educativa, resultados y esfuerzo.
De otra forma, si la familia decae en su cometido, quienes padecen las consecuencias serán los hijos de una sociedad argentina que verá comprometido su porvenir como nación. Por lo tanto, en un balance crítico de nuestra enseñanza secundaria, desde mediados del siglo XX hasta hoy, los problemas se han agudizado, aunque corresponda contar también aciertos parciales, como lo ha sido la ley de financiamiento educativo. De modo breve, yendo a cuestiones centrales que reclaman otras propuestas de solución, se pueden citar:
El alto porcentaje de deserción en la escuela media. Entre la matriculación al final del nivel primario y al término del secundario la diferencia es del 48%.
El promedio de rendimientos con bajas calificaciones que, en Matemática, afecta al 44,7% en el orden nacional, según el Ministerio de Educación de la Nación.
Los jóvenes que no trabajan y estudian sin rezagos: 3.017.349; que estudian con rezago: 749.002.
Los jóvenes que no trabajan ni estudian: 992.680; son pobres: 438.703, son indigentes: 174.418, según la Encuesta Permanente de Hogares, Indec 2011...
Histéresis:
Todos esperan que el otro sea distinto
En su prolífica producción de conceptos, Pierre Bourdieu adoptó de la física la idea de "histéresis" para describir situaciones en las que las personas continúan actuando y pensando según parámetros internalizados en el pasado, a pesar de que la situación objetiva que las rodea cambió. ¿Vive la escuela argentina en estado de histéresis, en retraso con respecto a la sociedad en la que existe? Abundan los diagnósticos que lo afirman, y no es fácil contradecir a quienes hablan de desfases en el equipamiento, la formación docente, los contenidos y hasta la organización escolar y el concepto de lo que significa transmitir conocimientos sobre el mundo fuera de las aulas.
Pero esos diagnósticos dejan en la oscuridad un dato ineludible de nuestra realidad escolar: ni todas las escuelas viven en el pasado, ni toda la sociedad llegó ya al futuro. En rigor, como han demostrado varias investigaciones, mucho de lo que está desajustado sucede en el presente: son las expectativas con las que los distintos participantes en la vida escolar se miran entre sí. Los padres, los docentes, los alumnos y la sociedad esperan unos de otros actitudes y comportamientos que no siempre encuentran.
Así, los docentes esperan alumnos como los que les enseñaron a educar: motivados para aprender, socializados para comprender la autoridad, parte de un grupo homogéneo. Los padres aspiran a que la escuela los releve de casi toda su responsabilidad educativa formal. La sociedad quiere que los docentes reparen deudas sociales y políticas que los superan: la pobreza, la violencia, el desempleo. Los docentes advierten sobre su impotencia y reclaman apoyo material y simbólico. Como nadie parece obtener lo que cree que debería, el resultado es un estado de malestar generalizado, que se suma al otro rasgo característico de la vida escolar argentina y de buena parte del continente: la desigualdad, que ha logrado persistir a pesar del aumento de recursos para educación que los gobiernos dispusieron desde 2003.
Como en otros aspectos de la vida argentina, también en educación el discurso y la vida real se contradicen...
Aprender a conocer y a vivir juntos
...Robert Cowen plantea que los sistemas educativos tienen una "piedra de Rosetta", un "código genético" dado por la trama de relaciones sociales de las sociedades en que tuvieron origen. Nuestra sociedad dista de aquella de la inmigración, la industrialización, las familias verticales, la ciudadanía disciplinada. Es probable que nuestra escuela requiera una transformación en los valores que la organizan...
Un mundo con más pantallas que libros
...No se trata de elegir entre el libro, el diario, la televisión, una revista, el cine o Internet. Para fortalecer su capital cultural y asegurar su inclusión e inserción social, los adolescentes necesitan acceder a una diversidad de bienes culturales y aprender a diferenciarlos, analizarlos, compararlos, hacer sus propias búsquedas y tomar decisiones respecto de las respuestas que encuentran...
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