Aunque en las escuelas se hacen malabares con las partidas que reciben, ya empezaron a ajustar los menúes y a reemplazar carnes rojas por pizza; en Gobierno, piden que se administre mejor el dinero.
Ricardo Leguizamón
Nancy estruja el delantal deshilado y dice que no es fácil. En una mesita ha puesto una jofaina, y adentro, arroz salteado que revuelve de vez en cuando. Está dispuesta para servir la mesa en el comedor de la Escuela Nº 99 Tabaré, ubicada en el acceso sur a Paraná, un lugar minúsculo pero aseado, y cuenta por qué no es fácil: es jefa de hogar con cuatro hijos, es cocinera suplente, y el salario, 1.259 pesos, lo cobra con dos meses de atraso.
En Entre Ríos hay 2.000 cocineros que se desempeñan en el casi millar de comedores escolares que se distribuyen siguiendo el mapa de la pobreza: el 20 % está localizado en Paraná, el 17 %; en Concordia. De ese total de cocineros, casi 600 están en la categoría de suplentes, lo cual los deja en situación vulnerable: cobran un salario que ni siquiera cubre el costo de la canasta básica, y lo cobran con retraso excesivo, no tienen cobertura sindical y por eso mismo difícilmente puedan reclamar, aunque han hecho propio cierto espíritu sarmientino: saben que siempre deben estar al pie de la hornalla.
Portada El Diario-25/10-Leer Completo
| Documento de Agmer/ La lucha por inversión federal en educación |
En un duro documento, la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) advirtió sobre “la no responsabilización del Estado en materia educativa” y señaló que el ejemplo más concreto y visible es “la historia del Fondo Nacional de Incentivo Docente”. AIM-Leer |
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