El gobierno argentino ha anunciado la creación, por decreto, del “Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego” que será dirigido por Mario “Pacho” O´Donnell. Lo extraño de una iniciativa tan pretendidamente provocadora es que, en primer lugar se plantea como “iberoamericana”, poniendo entonces al colonialismo europeo –a las España y Portugal de la invasora Península Ibérica- por delante o por arriba de la historia que se pretende revisar. Es una manera estrecha y poco felíz ideológicamente de anunciar una revisión: podría hablarse más profundamente, por ejemplo, de Nuestra América-Abya Yala y repensarnos como nuestraamericanos.
En segundo se promete “revisar la Historia” reivindicando la figura de Manuel Dorrego, aquel guerrero de los ejércitos de BsAs que, después de algunos revolcones, terminó abrazando a su manera la política federalista. Claro que saludamos al Dorrego de la segunda época que planteó en –y desde- BsAs, la necesidad de respetar las autonomías federales y los derechos de las clases populares. Pero no podemos olvidar, y eso es lo importante a la hora de pensar una revisión completa de nuestra historia, al Dorrego jefe de los ejércitos invasores de BsAs que allá por 1814 y 1815 atacaban al federalismo artiguista naciente.
Después de Mayo de 1810 se fueron profundizando, paso a paso, los debates y las luchas por la emancipación política sudamericana y por la forma de gobierno de la gran región que buscaba liberarse de la opresión imperial europea. Para el proyecto federal sudamericano artiguista –que se expresó públicamente en las Instrucciones del XIII pero que tiene raíces mucho más antiguas y profundas-, las dos cosas eran parte de una misma cuestión: no iba a haber independencia y libertad sin soberanías particulares confederadas ni federalismo sin liberación –porque eso sería, en todo caso, un neofeudalismo-.
BsAs nunca quiso discutir los derechos de nuestros pueblos soberanos y atacó a las provincias en lucha de todas las maneras posibles. En 1814, y en medio de la Guerra a las Instrucciones del XIII que planteaban el federalismo completo, el ejército de BsAs –con la obediencia debida de varios más allá de BsAs- invadió Entre Ríos, siendo derrotado totalmente por la hermandad combatiente entrerriano-oriental en el Espinillo. Allí nació políticamente Entre Ríos como territorio autónomo e independiente.
La siguiente batalla histórica decisiva fue en el Guayabo (o en el Arroyo Guayabos), en la Provincia Oriental, el 10 de Enero de 1815, dónde el ejército directorial unitario porteño al mando de Dorrego fue derrotado por las fuerzas del artiguismo en aquella ocasión al mando de Rivera. Tal vez allí Dorrego empezó a comprender el ideario federalista, después de la derrota frente al artiguismo, y éste es un aporte importante, a la hora de pensar un proyecto revisionista.
¿Será casualidad plantear una revisión histórica a partir de Dorrego, de cierto Dorrego instituído, y no antes? ¿Qué cosas no se quieren discutir democráticamente en el presente que llevan a recortar el pasado? ¿Qué otros horizontes se abrirían se volveríamos a leer, desde Entre Ríos, desde los pueblos, y desde nuestras culturas, el proyecto federal artiguista revolucionario?.
El proyecto oficial revisionista tal vez llega tarde y debería, a éstas alturas del debate en los estudios políticos y sociales en Nuestra América, revisar primero su propia concepción de “revisión”, porque, por ejemplo, el propio concepto eurocentrado y (post) colonial de nación está siendo hoy revisado y superado por las extraordinarias luchas políticas, sociales, pedagógicas y culturas que se están desarrollando en nuestro continente: las propias nuevas constituciones de Bolivia y Ecuador hablan hoy, después de tantos combates sociales, de plurinacionalidad política, cultural y comunitaria.
Si el revisionismo oficial va a ser una variante más de las ideologías inquisidoras (post) coloniales, lamentablemente su proyecto no irá muy lejos. Los estudios de la subalternidad, en sus distintas expresiones y la etnografía, entre otras corrientes de investigación militante, vienen produciendo grandes transformaciones en las formas de analizar, pensar críticamente y enseñar nuestra historia y nuestra realidad.
Dorrego no nos representa a los entrerrianos. El ex secretario de cultura y senador menemista Pacho O´Donnel tampoco. Mucho menos nos representan Monsanto, el Round Up para las 160 millones de toneladas, la Barrick Gold, el Banco Mundial, el G-20, la “Coparticipación federal” actual que nos ahoga, las monedas para los comedores escolares o las empresas transnacionales que apadrinan programas educativos, “ambientales” y emprendimientos “sociales”.
A nosotros nos representa la diagonal roja revolucionaria de nuestra bandera, que nos convoca a seguir defendiendo lo nuestro y a seguir dando el debate por una revisión histórica sin oportunismos ni especulaciones, como parte de la lucha por una sociedad que se reencuentre con sus mejores valores, y que se abra desde allí, para ser una sociedad justa y mejor.
Mauricio Castaldo
mauriciocastaldo@yahoo.com
María Grande, Entre Ríos
28/11/2011
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