Más de 500 gurises de escuelas del departamento Paraná sorprendieron, en el concierto final del programa Niñez en canto, por la dúctil expresividad transmitida por sus voces, con afinación perfecta, entusiasmo y homogeneidad sonora que trasuntó el arte de la música en interpretaciones que rescatan el cancionero tradicional entrerriano y sudamericano.
Con la coordinación del director y profesor de Teatro Rubén Clavenzani, la tarde del 15 de noviembre arrancó con asombro. El secretario general de Agmer, César Baudino, apeló a la imaginación para convocar a los duendes de Walter Heinze, Marcelino Román, Aníbal Sampayo y Miguel “Zurdo” Martínez. La sorpresa inicial fue acompañada por un cerrado aplauso de los protagonistas y los presentes. “A los niños y a los papás, muchas gracias por estar, así como a todos los que trabajaron para que esta instancia se haga realidad”, dijo Baudino.
Más adelante, Clavenzani recordó: “porque el artista sigue vivo a través de su obra, vamos a homenajear a alguien que acompañó siempre la lucha para jerarquizar la tarea docente. Ese hombre se llamó Miguel ‘Zurdo’ Martínez, y decía: ‘como me gusta meter las patas en el río; cuando lo hago, empiezo a inspirarme’. Y ahí empezaba a escribir sus canciones, motivado por el sonido de los camalotes, de la correntada, de los pájaros, de los remolinos…”.
El concierto arrancó con el tema de Martínez “De mi guitarra a la villa”, ejecutado por la guitarrista María Eugenia Figueroa y acompañado por las voces del coro de adultos.
Después siguieron “El ceibo y el curupí”, que interpretó en piano José Bulos, “Río de los pájaros, de Aníbal Sampayo; “Gato elegante”, de Walter heize; “Luna, lunita”, de Coqui Satler; “Candombe de las hormigas”, de Walter Yonsky; “Canción de cuna costera”, de Linares Cardozo y “Sueño de siesta”, de Patricia Farías.
Párrafo aparte mereció el “Candombe de las hormigas”, donde los chicos, además de cantar, acompañaron las voces con un trabajo de expresión corpórea golpeando sus palmas y las manos en el pecho y los muslos.
“Recuperamos lo que no hizo el Estado”
Por eso destacó que el sindicato, “con esta puerta abrió la posibilidad a docentes de Paraná, Gualeguaychú y Concordia, para que se preparen a rescatar el cancionero litoraleño y sudamericano de nuestros cantautores populares”. Para Baudino, esta es una apuesta muy importante que hace “a la soberanía y la autonomía pedagógica”.
Otro testimonio lo dio Amelia Sastre de Beghetto, una abuela emocionada que llegó desde Oro Verde a acompañar a su nieta. “Mi nieta asiste a la escuela Alfonsini, que depende de la Juan Bautista Alberdi. Quiero felicitar a la gente de Agmer porque esto es una maravilla. ¡Escuela pública siempre!”, afirmó.
Ackerman: “el desafío era estimular”
Ackerman detalló a esta Agencia que el trabajo no quedó sólo entre maestros y alumnos, ya que “los chicos llevaron el cancionero a sus casas y lo transmitieron a sus familias”. “Padres, madres, abuelos o hermanos nos cuentan que los gurises cantan en la casa, que se juntan entre tapiales en los barrios y se ponen a cantar, como hace muchos años que no sucedía”. “Siempre se dice que a los chicos no les gusta el folclore, o las canciones de los autores locales, pero la verdad es que este resultado nos muestra que hay que saber cómo transmitimos la música y el amor al arte”, se explayó.
La docente remarcó que “Agmer se planteó como objetivos estimular la participación activa de niños y docentes en torno a la expresión musical, así como brindar a los maestros de música recursos y herramientas para estimular el canto de nuestros chicos en las escuelas”.
Este camino de educación a través del arte conjuga docencia y formación estética con la sensibilización y generación de los futuros coreutas. Una de las emociones que más movilizó en esta experiencia fue la reacción de los niños. “La emoción de verlos cuando los invitamos a compartir el canto, y la respuesta de padres, abuelos, tíos, amigos que los acompañaron fue realmente muy impactante”, puntualizó Ackerman.
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