Jacques Ranciere, filósofo francés, autor de "El maestro ignorante", entrevistado por ADN Cultura - La Nación, este viernes 5 de Octubre de 2012, realizará una serie de conferencias en la UNSAM, Universidad Nacional San Martín.
EL MAESTRO IGNORANTE
Jacques Rancière
Libros del Zorzal
Basado en las ideas revolucionarias del pedagogo francés Joseph Jacotot, que en el siglo XIX afirmaba: "Quien enseña sin emancipar embrutece", Rancière hace una crítica del sistema educativo moderno.
Jacques Rancière, el dinamitador de muros
Formado en el marxismo, el filósofo francés, que pronto visitará el país, explica su idea de la emancipación en el campo de la política, del saber y de la estética, y hace una reflexión crítica sobre el populismo y la democracia en América Latina.
...En resumen -confiesa- para la visión marxista de la ideología, los dominados y los explotados están sometidos a la ignorancia por falta de conocimiento, por ignorancia de su situación dentro del sistema. Pero, al mismo tiempo, supone que su situación dentro del sistema produce necesariamente el desconocimiento de esa situación. Vale decir: son dominados porque son ignorantes y son ignorantes porque están dominados. "Esa visión progresista me pareció una repetición de la teoría platónica de la caverna: una forma de poner a cada uno en su lugar y entregar el poder a los que saben. Sin embargo, desde que comencé a trabajar en la historia del pensamiento obrero, se me hizo evidente que nunca fue necesario explicar a un trabajador lo que era la plusvalía o la explotación. Para ellos, el problema no era tomar conciencia de la explotación sino, por el contrario, poder ignorarla, poder deshacerse de la identidad que esa situación les otorgaba y ser capaces de pensarse viviendo en un mundo sin explotación", explica. Eso es, para Rancière, lo que quiere decir la palabra emancipación...
...-En ese contexto, ¿cuál es la función de la filosofía?
-Estoy totalmente en contra de la idea de que el objetivo de la filosofía sería establecer los fundamentos del saber. Para mí, es mucho más una actividad de deconstrucción, de desclasificación. La filosofía debe cuestionar la pretensión del discurso de las ciencias humanas de delimitar su territorio y sus métodos, y de separar su discurso del de sus propios objetos. Las ciencias humanas y la filosofía están constituidas por descripciones, argumentaciones, imágenes que dependen de la lengua y el pensamiento de todos. Para mí, la palabra de los obreros, los pobres, los marginados siempre fue un sistema de pensamiento como cualquier otro.
-¿ Y cuál es el papel de los intelectuales?
-Desde Mayo del 68, los intelectuales se transformaron en "especialistas de los síntomas". En médicos que hacen diagnósticos, que deploran y juegan al oráculo pero no curan. Se los interroga, se los cita, pero se les pide que no propongan ningún remedio. En Francia, en particular, sirven para decir que la sociedad está enferma. Y repetirlo hasta el cansancio mediante lugares comunes a través de los cuales las elites declaran la enfermedad de sus contemporáneos...
-Frente a esa situación, ¿cuál es el rol del filósofo contemporáneo?
-El filósofo debería evitar hacer diagnósticos. La filosofía es una actividad que desplaza las competencias y las fronteras: que cuestiona el saber de los gobernantes, de los sociólogos, de los periodistas e intenta atravesar terrenos cercados. El filósofo no debería darse aires de experto. Porque esas supuestas "competencias" son una forma de rechazar a aquellos que serán calificados de "incompetentes", cuando el filósofo busque justamente poner en evidencia la capacidad de pensar de cada uno. El objetivo de un filósofo es salir de esa vieja tradición intelectual que consiste en explicar a "aquellos que no comprenden", en vez de valorizar las capacidades intelectuales que pertenecen a todos...
Para ATE, la pobreza ascendería a 37,4% - La Nación - 5/10
Los procesos políticos nacen, crecen, se estabilizan y decaen. En ocasiones consiguen fecundar procesos nacientes, mientras otros tienden a la esclerosis. Sin pretender establecer leyes deterministas, la historia de los procesos políticos sugiere que estas etapas o momentos se suceden con cierta regularidad. Una década es un tiempo suficiente para observar las grandes tendencias, al situarse en algún lugar intermedio entre la coyuntura y el largo plazo.
En América Latina, y de modo particular en Sudamérica, conocimos una coyuntura relativamente breve en la que se concentraron novedades que luego pudimos visualizar como un cambio de rumbo. Entre 1999 y 2003, aproximadamente, comenzaron a instalarse una serie de gobiernos progresistas y de izquierda que cosecharon la siembra de resistencias e insurrecciones protagonizadas por los movimientos indígenas, campesinos y populares en su prologando rechazo al neoliberalismo.
Le sucedió una década de inusitada intensidad político-estatal como no había vivido la región desde mediados del siglo XX. Se produjo un fuerte aumento del producto interno bruto con base en la exportación de productos naturales, se implementaron políticas sociales para reducir la pobreza, se comenzó un vasto plan de obras de infraestructura y crecieron de forma sostenida los ingresos de los trabajadores. De modo desigual, los Estados-nación adquirieron mayor capacidad de intervenir en la economía y en las sociedades, y algunos recuperaron su capacidad de planificar a largo plazo.
La región adquirió peso y voz propia en el escenario internacional y adelantó proyectos de integración que le dieron cierta independencia respecto de las potencias del norte. Durante un tiempo se vivió un clima de mayor bienestar material y satisfacción, en particular entre los sectores populares, que mejoraron su situación por lo menos en la mayor parte de los países...
En América Latina, y de modo particular en Sudamérica, conocimos una coyuntura relativamente breve en la que se concentraron novedades que luego pudimos visualizar como un cambio de rumbo. Entre 1999 y 2003, aproximadamente, comenzaron a instalarse una serie de gobiernos progresistas y de izquierda que cosecharon la siembra de resistencias e insurrecciones protagonizadas por los movimientos indígenas, campesinos y populares en su prologando rechazo al neoliberalismo.
Le sucedió una década de inusitada intensidad político-estatal como no había vivido la región desde mediados del siglo XX. Se produjo un fuerte aumento del producto interno bruto con base en la exportación de productos naturales, se implementaron políticas sociales para reducir la pobreza, se comenzó un vasto plan de obras de infraestructura y crecieron de forma sostenida los ingresos de los trabajadores. De modo desigual, los Estados-nación adquirieron mayor capacidad de intervenir en la economía y en las sociedades, y algunos recuperaron su capacidad de planificar a largo plazo.
La región adquirió peso y voz propia en el escenario internacional y adelantó proyectos de integración que le dieron cierta independencia respecto de las potencias del norte. Durante un tiempo se vivió un clima de mayor bienestar material y satisfacción, en particular entre los sectores populares, que mejoraron su situación por lo menos en la mayor parte de los países...
...No es fácil identificar en qué punto estamos. Ciertamente, las primaveras quedaron atrás. Muchos síntomas indican que estamos en un recodo del camino cuando se cierra el ciclo del alza de precios de las commodities. O se avanza o se pierde. Una década de políticas sociales sin cambios estructurales no alcanza para modificar la relación de fuerzas heredada. La profundización de la crisis mundial empieza a erosionar apoyos y lealtades y, sobre todo, abre huecos donde las clases medias juegan su partida.
Hace falta un nuevo ciclo de luchas, como el que barrió el continente desde la segunda mitad de la década de 1990, para dar un vuelco a una situación pautada por el crecimiento del conservadurismo de masas, alentado por el consumismo, la osadía creciente de Washington y la parálisis del progresismo.
Pero los ciclos de luchas no se sacan de la galera. Se construyen contra la corriente, con base en el tesón y la entrega militante de hombres y mujeres, sobre todo jóvenes, que dedican su vida a la causa de los de abajo. Lo preocupante es que esa energía ha sido cuestionada y hasta criminalizada estos años, no sólo por las derechas y el imperio.
Según la ONU la “tasa de intoxicación en América Latina 13 veces mayor que Europa”
Barómetro Internacional
Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se dio a conocer que un aproximado de 5millones de personas anualmente, sufren elevados niveles de intoxicación debido a diferente agrotóxicos, se estima que de esta cifra fallecen cerca de 9 00.000, cerca el 99% de los afectados, viven en países en vías de desarrollo. Los agrotóxicos están causando muertes de niños/as, jóvenes y adultos, abortos en las mujeres y nacimientos de bebés con malformaciones, casos de intoxicación masiva trastornos en el sistema nervioso y endócrino , destrucción del hábitat y del medio ambiente. Las consecuencias del uso indiscriminado de agroquímicos, se constituye en un hecho flagrante a la vida, a los derechos de las comunidades campesinas e indígenas, y las constantes violaciones a las reglamentaciones en el uso y manipulación de los agrotóxicos.Los agrotóxicos son agentes constituidos por una gran variedad de compuestos químicos (principalmente) o biológicos, desarrollados para matar, exterminar, combatir, repeler la vida (además de controlar las plagas que atacaron los plantíos, semilla y rebaños, como los reguladores de crecimiento). Normalmente, tienen acción sobre la constitución física y la salud del ser humano, además de presentase como importantes contaminantes ambientales y de las poblaciones de animales
¿Que son los Agrotóxicos?...
Rebelión - 6/10 - Leer
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