De Tinelli a esto

—No, don. No, la verdad que no, don.
El maestro Nelson Rothar, 30 años, dice que no, no don, dice el maestro Rothar, que no se cansa, que eligió la docencia por alguna razón, y que esa razón lo sostiene, cada día, allá, en un punto lejísimo del mapa de Entre Ríos, en la Tercera Sección de Islas del departamento Victoria, seis horas en lancha desde la ciudad, dos horas cruzando desde Santa Fe, desde Villa Constitución.
Este alberdino, recibido en 2001, está en las islas desde 2005, y en 2006 el show de Marcelo Tinelli montó un pequeño sueño, sueño de utilería, y con auspicios debidos, le regaló al maestro un bien preciadísimo, una lancha con la cual ir y venir, llevar, traer, acarrear alumnos, porque, no sé si usted sabe, don, en las islas los chicos no tienen cómo ir a la escuela, hay que buscarlos.
El maestro es maestro, es cocinero, sirve la copa de leche, el almuerzo, atiende como puede a esas 12 almas que estudian en una casilla de madera, la Escuela Nº 61 Francisco Ramírez, de nivel inicial hasta 9 año, una escuela flotante, de las antiguas, me corrige el maestro. Después, nada, no hay más estudios, no hay escuelas secundarias en las islas, y entonces los chicos a sus faenas, ayudantes de puesteros, brazos para mover los remos de las canoas de pescadores, no hay secundaria en aquel punto infinito, no se conoce, ni aquí ni allá.
Por eso el maestro apuesta a eso. A armar una secundaria, una secundaria con albergue, porque los chicos no tienen plata para pagar el pasaje de ida, el pasaje de vuelta, y no hay pasaje para la ida, para la vuelta. El maestro sueña el sueño de una secundaria, una especie de nido flotante que agrupe a los que egresan de las escuelas primarias de la zona, y las enumera el maestro, la número 3, la número 42, la número 61.

El Diario-30/8-Leer Completo