domingo, 18 de septiembre de 2011

Los pediatras de nuestra generación


...La joven se dirigió luego a los represores Juan Amelog y Walter Pagano, “que son los que me llevaron en el auto y me dejaron abandonada en un orfanato. Seguramente deben estar arrepentidos de no haberme tirado al río, porque miren todo lo que está pasando: 33 años después se constituyó este tribunal que los está juzgando”, recalcó”

http://diariodeljuiciorosario.blogspot.com


Leyendo en distintos medios de Paraná el desarrollo del juicio por el robo de bebés en el Hospital Militar de la capital, acontecido durante la última dictadura, me encuentro con que uno de los interrogados por la justicia es el Dr. Schroeder, referente del Instituto Privado de Pediatría junto al Dr. Torrealday, profesional al que muchas miradas apuntan hoy en día buscando información sobre el paradero de uno de los bebés nacido en cautiverio y atendido después en ese Instituto: el mellizo “NN” que su hermana Sabrina, hoy querellante, quiere encontrar.


Desde hace mucho que sé, por mi mamá, que el Dr. Schroeder fué mi pediatra, como lo fué de mi hermano Mario, allá por el '80 y el '81. Nací en el Sanatorio Rivadavia de Paraná -que hoy ya no existe- el 28 de Diciembre de 1974: un momento en el que muchos nubarrones oscuros se ceñían sobre el cielo de la política y la sociedad argentinas, pero tal vez muchos no querían darse cuenta. Remonda, médico de mi madre, nos vinculó a Schroeder y éste fue nuestro pediatra, desde el 29 de Diciembre de 1974 y por el lapso de un año más o menos.


Vivíamos en la pequeña localidad de Seguí y viajábamos a Paraná para mi atención y para control con Schroeder precisamente en el Instituto de Pediatría, al que entrabámos por calle España. Sabrina, el melli, yo y otros tantos recorrimos esos mismos pasillos -ellos tres años después que yo- sin saber lo que pasaba y sin imaginar nuestros destinos. Hoy venimos con fuerza a interpelar a los pediatras de nuestra generación, y con ellos a todo un proceso histórico y social que nos quiso dejar huérfanos de dignidad y de futuro.


Queremos verdad y justicia. Tantas veces escuché clases de ética de muchos profesionales liberales y burgueses: tantas veces médicos, abogados y otros han hablado en contra de los trabajadores, de los docentes y de todos los que luchan. Tantas cosas han guardado tantos en sus placares ideológicos...Tantos espejos tendrían que comprarse...


Resulta que no era una cigüeña, resulta que no era la patria, lo que Dios quiere y el orden. Resulta que no era “Mi hijo el doctor”. Resulta que, con esa democracia que iba a curar y educar, comieron muchos como Torrealday, que tuvo cargos políticos bien pagos en salud hasta hace pocas horas. La lucha incansable de gente del pueblo como Sabrina logró iniciar los juicios, y en juicios como éste confirmamos que muchos que estaban con los derechos humanos eran derechos y humanos.


Tal vez las infames redes de reparto de bebés, de trata y de impunidad tengan una prehistoria en Argentina y en Latinoamérica que recién estamos entreviendo. Es un desafío de los que luchan mirar, más que nunca, de frente a todo el mundo y reclamar justicia, igualdad y respeto. Merecemos nacer, jugar, vivir, estudiar, trabajar, enseñar, aprender y crecer en una sociedad mejor, con memoria, con espíritu crítico y autocrítico, sin excusas, sin hipocresía, sin infamias y sin miedo.


Mauricio Castaldo

María Grande, 18/9/2011


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