SAN LUIS (De un enviado especial).- Con aplausos, alaridos o, simplemente, la boca entreabierta, los espectadores del carnaval "más austral del mundo" se desvivieron por no perder detalle del paso de Viviane Araujo y Shayene Cesario, las dos últimas reinas del carnaval de Río de Janeiro. Las mujeres tampoco se privaron de elogiar de viva voz a los pasistas cariocas, aunque luego prefirieron recordar la calidad de los 1200 trajes y vestidos que desfilaron por el autódromo internacional de Potrero de los Funes, anoche rebautizado el "sambódromo puntano".
Sin embargo, para el gobierno de San Luis, que declaró haber invertido 6 millones de pesos para traer a un millar de bailarines brasileños y vestir a otros 200 pasistas locales, la fiesta no fue completa. De hecho, el gobernador Alberto Rodríguez Saá y sus principales colaboradores faltaron a la primera gala del carnaval y anoche se especulaba con que volverían a ausentarse del festejo principal.
El motivo eran los mismos aplausos y alaridos que, durante el mediodía del viernes, se escucharon de boca de los docentes, médicos y empleados públicos que protestaron en el centro de esta ciudad. Según la prensa local hubo más de 6000 manifestantes, un número atípico en las protestas gremiales de San Luis, más aún por la copiosa lluvia que por esas horas castigaba la región y los cinco días ininterrumpidos de huelga.
Continúa hoy el paro docente en toda la provincia
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