«Sólo tenemos dos caminos: La Pachamama (Madre Tierra, en aymara) o la muerte. Muere el capitalismo o muere la Madre Tierra. Vive el capitalismo o vive la Madre Tierra». Así de contundente se expresó el presidente boliviano, Evo Morales, al leer su mensaje durante la inauguración de la conferencia mundial sobre el cambio climático que ayer arrancó en Tiquipaya (Bolivia) con la participación de pueblos indígenas y movimientos sociales. Denunció la deuda histórica del capitalismo con el calentamiento global y señaló que serán los pueblos indígenas quienes muestren cómo salvar la Madre Tierra.
La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra es una iniciativa del propio Morales convocada tras el fracaso de la cita de Naciones Unidas de Copenhague, en la que no se consiguió concretar un documento vinculante para luchar contra el calentamiento global, con el objetivo de crear un Tribunal de Justicia Climática y con la esperanza de delinear una estrategia contra el calentamiento global, que sea alternativa a los acuerdos que se discuten en los foros mundiales oficiales.
Debate abierto global:
cumbre del clima de Cochabamba / Bolivia - Indymedia:
Una oportunidad para reflexionar a propósito de la coherencia entre los discursos y las acciones.
La cumbre del clima de Cochabamba es una buena oportunidad para reflexionar a propósito de la coherencia entre los discursos y las acciones. Como la última película de James Cameron, para muchos militantes alterglobalizadores, los indígenas bolivianos serían hoy a los na’vis de Avatar, que se enfrentan heroicamente a una empresa minera que busca acabar con un árbol-mundo en el que habitan. Obviamente, para liberarse, los na’vis necesitaron de un héroe blanco, americano, etc. Y Evo Morales contribuyó al nexo Bolivia-Avatar al elogiar al film como ejemplo de la resistencia al capitalismo. De hecho, Cameron fue invitado a la cumbre de la Llajta.
Pero sin debate serio, la cita podría ser el equivalente a los festivales de la juventud en los países del “socialismo real”, donde por unos días se simulaba que esas dictaduras eran el espacio de grandes debates, casi libres de censura, sobre los principales ejes de un mundo mejor. Bastaba que los jóvenes bienintencionados abandonaran Berlín oriental o Pyongyang para que las luces se apagaran y la obra terminara. En Bolivia el problema no es la falta de libertad sino el desinterés generalizado por discutir el modelo de desarrollo.
El discurso pachamámico, en este y otros puntos, no hace más que llevar los debates al terreno de la filosofía, una disciplina digna del máximo respeto excepto cuando se la usa como coartada para no abordar los problemas candentes que debemos enfrentar.
Días atrás circularon –sin grandes repercusiones, a excepción de una oportuna columna de Andrés Soliz Rada- datos sobre el escándalo de San Cristóbal: extracción masiva de agua –que podría dejar en la sequía a Nor Lípez- y míseros pagos de impuestos en “uno de los yacimientos de zinc, plomo y plata más grandes del mundo”.
El opio de los intelectuales es la retórica izquierdosa de los presidentes progresistas
La prensa de izquierda ha entrado en este juego de Evo de la tierra sagrada, y la realidad es que hay más de cien empresas mineras extranjeras que están contaminando.
James Petras-La Haine-21/4-Leer
Evo Morales achaca la calvicie y la homosexualidad a los alimentos transgénicos
El Periódico-21/4-Leer
No hay comentarios:
Publicar un comentario