Al cumplirse, este 10 de Diciembre, un aniversario más de la Declaración Universal de Derechos Humanos, debemos decir, claramente, que no hay mucho para festejar, ni a nivel provincial, como así tampoco a nivel nacional e internacional; aunque hay algunos avances para destacar en Nuestra América, como por ejemplo en la hermana República de Bolivia.Lo que sí tenemos son muchos desafíos pendientes.
Está claro que sólo las luchas abrieron y abrirán el camino difícil de respeto a todos los derechos humanos y vitales.
El propio fracaso de la hegemonía occidental y el espantoso genocidio provocado por el enfrentamiento interimperialista en la Segunda Guerra Mundial, sumado a las extraordinarias luchas obreras y populares de buena parte del SXX llevó a que los Estados instituídos fundaran la ONU y redactaran esta Declaración que, por un lado, se constituye entonces en una autocrítica para la economía política hegemónica, y también en una propuesta de desarrollo y debate de una nueva conciencia global, que sigue abierta y en discusión.
El propio capitalismo, y mucho más en su fase actual de casino planetario, postfordista, biotecnológica, concentradora, excluyente y precarizadora del mundo de la vida, se presenta como principal obstáculo a la realización plena de los derechos humanos históricos, como así también de los derechos emergentes en los últimos debates y luchas globales. Las luchas por los derechos humanos tienen el desafío de discutir a fondo acciones de justicia y estrategias de lucha para aportar a una transformación política, económica, social y cultural estructural. El respeto a la memoria de nuestros 30.000 compañeros desaparecidos hace que nunca perdamos de vista que la lucha por los derechos humanos nunca puede abandonar la perspectiva de una auténtica emancipación política y social. En este sentido, no se entiende a algunos que plantean que "los trabajadores deben llegar al poder" pero para ser cómplices de la gestión de la crisis, del ajuste y de la dependencia. No habrá transformación sin lucha, y la lucha debe desarrollarse y potenciarse hoy mismo.
En Entre Ríos, el panorama es crítico en muchos aspectos: muchos derechos se vulneran permanentemente, tanto de parte del Estado como del sector privado, y la justicia parece siempre estar de espaldas al pueblo. No podemos dejar de lamentar que son sólo dos pesos por alumno los que este gobierno viene presupuestando desde 2008 para comedores escolares, sin hablar de otras cosas como los salarios de los trabajadores por debajo de la línea de la pobreza, entre tantas cuestiones urgentes, como la falta de protección a nuestra tierra y a nuestro ambiente. Cabe señalar que hay dos denuncias entrerrianas en la OIT: la de AGMER contra las prácticas desleales e ilegales del actual gobierno provincial, y la de los cosecheros del arándano, contra las inaceptables condiciones de trabajo generadas por la patronal. El derecho a huelga y el derecho al trabajo digno son derechos humanos. En éste sentido, nos alegra el reconocimiento sindical conquistado, a nivel nacional, por los trabajadores del subte en lucha, y reafirmamos la necesidad de reconocimiento a todos los gremios, como el de los compañeros de la UCRA, y la libertad sindical que plantea hace tanto tiempo la CTA.
Mauricio Castaldo-CTA Paraná-7/12-Leer Completo
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